Un regalo que no es regalo-regalo

¡Este año nos dejamos de tonterías! Voluntariamente estoy ofreciendo mi lista de regalos para Navidad o Reyes. Pido lo que verdaderamente quiero, necesito y tal vez, no me he regalado porque no he tenido tiempo, pero me haría un mar de ilusión.

"Eso no es un regalo-regalo", me soltó mi marido cuando le ofrecí mi wishlist de obsequios. Para él un regalo es algo especial, muy pensado y sentido; lo mismo que para mi. Y aunque soy fan de regalar experiencias también me gustan los regalos prácticos.

En mi lista están los cristales de unas gafas. Hace unos años me compré las gafas de sol que quería y poco después uno de los cristales se fastidió. Desde entonces, he pospuesto el arreglo.

El bombón, después de decirme que "eso no es un regalo-regalo", me dijo que me las regalaba, que las pidiera. ¡Ese es el quid de la cuestión! Yo quiero que me las regale, pero en el fondo el regalo es que él pase el trabajo. Que llame, ordene, gestione y luego me sorpenda. ¿Es mucho pedir?

Aquí el regalo no son los lentes es la gestión, y para mi sería el más celebrado. Eso y la neverita para los vinos, pero como no tengo dónde ponerla pues no cuela... ¿O será que va a hacer espacio en la sala?

¡Sorpresa! Y es que la pipa me mató. Foto por Les Anderson.

¡Sorpresa! Y es que la pipa me mató. Foto por Les Anderson.

A mi me parece que no hay nada malo con regalar una gestión o un gift card de la tienda que más le gusta a la persona. Pienso que así se quitará un peso de encima y/o podrá comprar a sus anchas y sin culpa, porque es un regalo. Pero “mi-ma” me volvió a repetir: “eso no es un regalo-regalo”.

Yo sigo firme y recuerdo que uno de los regalos que más me han celebrado fue una tarjeta de 7-Eleven. El agraciado me había contado que era el lugar donde paraba a tomarse un Icee (granizado) y fumarse un piti, todo los días, después del trabajo. Pues, rauda y veloz, fui y le compré una tarjeta. ¡Winning!

Entre los tropecientos que regalos que tengo que hacer hay una tarjeta para la gasolina, varios meses pagos de Netflix o una subscripción a Spotify, y el certificado de regalo del sitio favorito de donuts.

Unas risas… y un regalito para darle una alegría al cuerpo. Foto por Eugene Taylor.

Unas risas… y un regalito para darle una alegría al cuerpo. Foto por Eugene Taylor.

¿Qué hace que un regalo sea especial? La intención. Un gift card de un lugar específico es mucho más que salir del paso. Es ponerle mente y corazón y saber que ese detalle logrará esbozar una sonrisa. Lo mismo que regalar una gestión.

Y ustedes, ¿cómo ven el tema de los regalos que no son regalo-regalo?

Acompañamiento: “Do It” de Rae Morris.