El viandero: el "food truck" original
El viandero me ha hecho apreciar más la fruta con magullones, con manchas de nacimiento, heridas de guerra y sabor a la madre tierra.
Los productos del viandero nada tienen que envidiarle a los de grandes cadenas o esos que se venden bajo la etiqueta de orgánicos. A grandes rasgos, saben a lo que tienen que saber.
Recuerdo estar en casa de mi abuela y escuchar por el altoparlante al viandero anunciando su mercancía: huevos frescos, calabaza, yautía, aguacates, papas, tomates... en fin, todo lo necesario para un sofrito, un guiso o la suculente comida familiar. En aquel entonces, hace unos 30 años, todo era fresco, de temporada porque era lo que había y de manera natural era ecológico, biológico y orgánico.
Cuando escuchabas el pregón, salías al encuentro del viandero que se encargaba de darte lo mejor de la cosecha, pesarte la mercancíaen la báscula que colgaba en su camioneta y cuando era necesario, hasta fiarte la compra.
Extraño el "cantaíto" anunciando sus productos, intercambiar historias de siembra y cocina, y esperar con ilusión volver a repetir la rutina. Por los recuerdos de infancia junto a seres queridos, en mi isla caribeña, y porque ahora puedo apoyar a mi comunidad es que el viandero es una de mis paradas favoritas.
Esa paradita me permite reencontrarme de otra manera; me da otro tipo de respiro, y me ofrece una conversación para conocer a parte de la familia que estoy ayudando con mi compra, el que la cosecha y el que vende, y enterarme de uno que otro chismecito del vecindario.
Y como el mundo siempre conspira a nuestro favor, no hice más que comenzar a visitar al viandero y a recordar sabrosos momentos de mi infancia que, ahora no paro de verlos por las calles. Algunos pregonan y otros simplemente esperan aparcados a sus habituales pero de la forma que sea siento que el universo me está hablando, me pide reconectar, recordar para "volver a seguir viviendo", y que coma más frutas y vegetales.
Acompañamiento: “You get what you give” by The New Radicals