Regalar experiencias
Estamos en pleno otoño pero a mí ya me huele a Xmas. Si me pudiera saltar el “pumpkin phase” lo haría, pero en lo que pasa la fiebre yo voy pensando en la Navidad y más allá de lo hermoso de la temporada, la mente se me desvía hacia la lista de regalos.
Cada año voy reduciendo la lista pero aún así me quedan un montón. Para algunos, me transformo en La Betty Crocker Boricua o en artesana, y termino recibiendo sonrisas.
Para el resto de la gente ya superé, o me superó, el tema del suéter, los bolsos o los gadgets. Porque no puedo bregar con acertar las tallas o los gustos, el repetirme con lo del año anterior, o poner el listón demasiado alto y que se vuelva todo una fuckin’ competencia (pardon my French).
¡Ahora regalo experiencias!
Dependiendo de la persona, su disponibilidad y nivel de aventura hay certificados de regalos para disfrutar nuevas experiencias culinarias o degustar y aprender más del fascinante mundo del vino. Si buscas algo más activo hay clases de cocina y para sacar al “bartender” que lleva dentro. Otros tipos de actividades: clases de baile, manualidades, yoga o deportes extremos, o hasta un paseíto en helicóptero.
Lo mismo que si alquilas unas bicicletas e invitas a un refresco... el objetivo es sacar tiempo para compartir, vivir nuevas emociones y atresorar momentos inolvidables. Porque ser happy fits all.
¿Y para los más pequeños? Hay una regla de 4 regalos que me parece espectacular: un libro, una prenda de ropa, algo que quieran y algo que necesiten. De igual manera te puedes botar en mayor o menor escala. Hay certificados para “indoor playgrounds”, una clase de cocina, pintura, karate, tenis, natación, baile, etc. y también los que más valen: ofrecerte de babysitter, pasar una tarde junto al menor o ir de paseo y comer helado.
No hay que olvidar que la intención es lo que cuenta y la persona estará agradecida de que tuviste un detalle (personalizado porque pensaste en sus gustos y deseos) y le diste el regalo de la oportunidad y de experimentar emociones que al final es lo que nos queda y guardamos en la memoria del corazón.
Acompañamiento: “Eres Tú” de Carla Morrison.