¡Pide que hay!
Con tantas opciones de pago se nos ha olvidado considerar el intercambio directo de bienes y servicios, sin mediar la intervención de dinero. El trueque.
Para arrancar un proyecto se necesita dinero; cosa que yo ni la mayoría de los que estamos iniciando tenemos, así que en mi nueva aventura editorial aposté por el trueque porque soy fiel creyente que todos tenemos un talento que podemos ofrecer a los demás.
Trabajo creando contenido, editando, traduciendo y produciendo, así que a la hora de “pagar” ofrecía mis servicios a otros consagrados profesionales o principiantes que también intentaban darle otra forma o vida a sus ilusiones laborales.
Y es que, los inversionistas no sólo son los que tienen el dinero sino los que están dispuestos a ayudarte e invertir en ti su tiempo y expertise. Y en este grupo estan incluidos familiares, amigos, conocidos, colegas, etc., que potencialmente ayudarán con el arranque del proyecto.
Para no ser una más de las nefastas estadísticas, de los que empiezan pero no arrancan, decidí "buscarme la vida" y tirar de mis inversionistas. Hice una lista previa de los que sabía que "sí" me ayudarían, los que "no" y los "quién sabe". ¡Qué sorpresas me llevé!
Por amor, solidaridad o quién sabe si hasta por pena (pero me da absolutamente igual con tal de tener ayuda) recibí el respaldo de gente muy querida.
Aquí todo el mundo salió ganando, sobre todo tú que me lees ("¿Me sientes? ¿Me escuchas?"). En inglés dicen que "it takes a village" y sí, una tribu tan maravillosa como la mía que comparte mi vida y me rie las gracias, y a quienes les saldaré la deuda como me enseñó mi mamá: "con mucho gusto y fina voluntad"( ¡y con mi trabajo!).
Acompañamiento: “Come And Get Your Love” de Redbone.